Este artículo apareció por primera vez en el periódico One Voice.
“¡ … por medio de la Eucaristía!” Estas palabras son expresadas a menudo por el Obispo Baker al referirse al próximo Congreso Eucarístico. Cualquier idea, cualquier plan, cualquier tema que haya sido mencionado tienen a continuación estas palabras. Mientras la iglesia entabla conversaciones sobre cómo ser mejores discípulos, o cómo ser mejores misioneros a las personas en las orillas o “al margen”, el Obispo Baker constantemente nos ha hecho recordar que todo el bien que deseamos hacer debe comenzar y terminar con la Eucaristía. Por esta razón, Su Excelencia ha escogido el tema “La Eucaristía y el Discipulado Misionero” para el Congreso Eucarístico Diocesano del 2019. La Eucaristía es lo que nos transforma a semejanza de Jesús, haciéndonos verdaderos discípulos. La Eucaristía nos fortalece y nos da la valentía de seguir el Gran Encargo que nos dio Jesús de ser misioneros para traerle discípulos a Él.
En este año de preparación, no es un accidente que el Obispo le haya dedicado este año a María, la “proto-discípula”. En la Anunciación, mientras Gabriel le proclamaba el plan de Dios para la salvación, por el poder del Espíritu Santo, se manifestaron físicamente en su cuerpo las naturalezas Divina y humana de Jesús. De modo similar, en cada Santa Misa el sacerdote reza las oraciones de la consagración, y por el poder del mismo Espíritu, las verdaderas naturalezas de Jesús se hacen físicamente presentes para que nosotros las recibamos en nuestros cuerpos. Seguimos el modelo de María Santísima. María entonces lleva esa presencia física de Jesús a la casa de Isabel y Zacarías dónde ella anuncia gozosamente la buena nueva, y hasta Juan el Bautista sin haber nacido reacciona. De la misma manera, cada uno de nosotros hemos sido llamados a salir de la Fiesta Eucarística y llevar a otros la presencia de Jesús que tenemos adentro. Nuestra gozosa proclamación de la salvación tiene como propósito causarle en los corazones de quienes encontramos una reacción similar. ¿Pero es éste normalmente el caso? ¿O es más probable que nos vayamos a nuestro lugar favorito para comer o queremos llegar a casa a tiempo para el comienzo de un juego deportivo, desatentos a que somos ecos de esa gran discípula que nos puso su gran ejemplo de ser discípula misionera?
Esta toma de conciencia a la cual me refiero requiere esfuerzo contínuo. Requiere una disciplina diaria a la oración y un estilo de vida que nos permite continuar haciendo las mismas cosas que la vida nos exige de una manera nueva; siempre conscientes de Aquel que vive en nosotros y que nos llama a que lo llevemos a la casa de otros. Se requiere la disciplina de la cual habla San Pablo al comparar al discípulo con un corredor listo para ganar la carrera o un boxeador con los ojos fijos al título de campeón. De igual modo, nuestro Obispo propone que tomemos el próximo año y medio, y consideremos las imágenes que San Pablo nos dá para que nos preparemos como si estuviéramos en entrenamiento espiritual. Él nos pide que seamos vulnerables al evaluar nuestras propias capacidades como discípulo y misionero. Puede que esto incluya buscarnos un entrenador, un director espiritual o mentor que nos ayude en el camino. Puede incluir rodearnos de un grupo de apoyo al que tengamos que rendir cuentas, como un grupo para compartir la fe o un estudio bíblico. Si hemos de crecer a ser discípulos cómo María a medida que se acerca el Congreso Eucarístico, debemos estar abiertos a la posibilidad de cambios. Este tiempo de preparación y cambio nos permitirá estar predispuestos, imitando a María, a las inmensas gracias que saldrán de nuestra exhibición pública a la devoción al Santísimo Sacramento. Es probable que respondamos de manera activa e intencional si estamos en mejor “forma espiritual”.
Aquí se resume las motivaciones espirituales y pastorales por el cual nuestro Obispo convocó este Congreso. La coordinación de tiempo para el evento es también significativa. El 29 de junio del 2019 marcará el 50 aniversario del establecimiento de nuestra Diócese de Birmingham como una diócesis independiente. Los aniversarios son momentos felices, pero también nos hacen detenernos, recordar y evaluar nuestras vidas. Este proceso de comprometernos nuevamente a una vida de discípulos misioneros es uno de retrospección y hacer conciencia de sí mismo. ¡Qué manera maravillosa para reconocer los muchos sacrificios y el trabajo duro de los misioneros que trajeron la fe a Alabama, y la de nuestros predecesores que lucharon para que la fe sobreviviera! Entonces, cuando llegue el gran día, en la presencia de Jesús, podemos expresarle nuestra gratitud por hacerse dado a conocer a nosotros por medio de nuestra Santa Madre Iglesia. Los aniversarios también nos hacen pensar para hacia dónde vamos próximamente. Este Congreso Eucarístico nos ofrece una oportunidad para planificar deliberadamente un futuro brillante para nuestra iglesia local; uno lleno de gozo, hospitalidad y un espíritu misionero.
El Obispo Baker continúa recordándonos que el Congreso Eucarístico se llevará a cabo cerca de su 75 cumpleaños. Es costumbre que para la ocasión un obispo someta una carta al Vaticano indicando que ha llegado a la edad de jubilación. Por supuesto, es decisión del Nuncio Papal o de Su Santidad, el Papa, aceptar o no la carta. Pero la ocasión es un llamado a recordarnos de un nuevo comienzo. Y el deseo del Obispo Baker es: un nuevo comienzo al punto del medio siglo, un nuevo comienzo en el fervor para difundir el evangelio como discípulos, y un nuevo comienzo en nuestra imitación de María Santísma como portadores de Cristo.
¡Marque su Calendario: del 28 al 29 de junio en el BJCC. Para más información, en las próximas semanas vaya a BHMCatholic.com!